Por Claudia Sánchez Musi
Es normal que, tras una ruptura de corazón, un divorcio o una separación, este se quede a la defensiva con miedo a volverse a entregar y ser de nuevo lastimado. Sucede también que, tras este dolor, la persona elija ir por la vida jugando a fluir, a no comprometerse ni siquiera consigo mismo: hombres y mujeres que van de una relación a otra pensando que el problema está fuera de ellos.
El terror a ser lastimados se manifiesta de muchas formas, tantas, como hay personas; pero también existen aquellos que, a pesar de haber sido heridos y también haber herido, saben que el amor es para los valientes y se atreven a abrirse otra vez.
En ningún caso es cosa fácil, porque el amor de pareja toca esos rincones vulnerables de nuestro interior, invitándonos a mirarnos tal y como somos, con el afán de aceptar todo nuestro ser, tal y como es; mirar y aceptar nuestra luz y también nuestra sombra.
Los dolores del corazón bien manejados siempre nos llevan de nuevo al amor. Primero porque nos recuerdan que el amor está dentro de nosotros, y después porque nos invitan de nuevo a compartirlo.
Abrirse al amor después de una ruptura requiere una dosis grande de confianza. Es difícil confiar después de una traición, ¿verdad? Abrir el corazón de nuevo es ponernos al servicio de la vida y al mismo tiempo ser la vida misma. Comprender que, por más dolor que haya en este mundo, siempre será más fuerte el amor que nos habita, el motor de cada despertar.
Cuando llegue el momento y se presente en tu vida esa persona con quién volver a construir una historia, suelta los temores, confía plenamente, porque la confianza será la raíz de esa nueva aventura, y recuerda que no eres títere del mundo, eres un grandioso co-creador.
Podrás elegir entonces si te relacionas desde la duda, el temor, la inseguridad o si lo haces desde la confianza en ti, en la vida, desde el amor. Amar de nuevo implica abrirse en su totalidad, de hecho, la intimidad es precisamente esa apertura al otro en donde se abren los espacios vulnerables de ambos, en donde se comparte el mundo emocional.
Trabaja con lo que aún queda pendiente en ti, sobre todo con los viejos rencores; cierra viejas relaciones; apaga todas la “velitas prendidas” y abre los brazos a un solo amor. Libérate de los estereotipos o juicios que te impiden darte en una relación. Comienza de nuevo con el alma de un niño, con la alegría de descubrir, con la capacidad de sorprender y dejarte sorprender de nuevo. No limites tus expresiones de afecto por miedo, el ser auténtico que eres enamora y le brinda la posibilidad al otro de abrirse en confianza.
Escribe en una hoja de papel todas las creencias que te impiden entregarte y quémalo al fuego. Todas las generalizaciones como: “todos los hombres son…” o “Todas las mujeres hacen…”, “Es difícil”, “No creo que…”; en fin, todo lo que te limita. Quema tus miedos. Abre tus alas. Amar es una experiencia que en cada instante nos transforma.
También escribe una lista de afirmaciones sobre los aspectos que sí crees desde la confianza que una relación puede brindarte. El amor me ayuda a crecer, cuando comparto el amor mi corazón se expande, es seguro amar. Confío en mí mismo y confío en el otro, etc. Y cuando la duda o el temor llegue, respira y lee con atención tus afirmaciones.
Aplica en cada nuevo comienzo las lecciones aprendidas en tus pasadas relaciones. Las lecciones positivas. Ahora, en esta nueva oportunidad ¿Qué harías diferente?
Con amor,
Claudia
P.D. Comparte este mensaje, hay personas que temen mucho volver a amar cuando es precisamente lo que necesitan, ¡que las llaves que abren los corazones lleguen a todos!