Por Veet Pramad
Tradicionalmente, el Arcano nº XVI es una de las cartas más temidas de la baraja, pues suele ser interpretada como la destrucción de la estructura del consultante: enfermedades en el cuerpo físico, cataclismos, castigos, proyectos abortados en el mundo profesional y mental, rupturas y separaciones definitivas en el plano amoroso, pérdidas económicas o de empleo, quebranto del patrimonio, catástrofes, guerras, terremotos, inundaciones, que llegan de una manera impactante e imprevista y lo que es peor, que contra ella nada podemos hacer.
De nuevo, tenemos aquí una interpretación que no ayuda en nada a la persona a crecer, sino todo lo contrario. Una vez más, el Tarot tradicional se hace cómplice de toda esa serie de manipulaciones que, desde diferentes ángulos, tratan de dejar al ser humano sintiéndose en manos de fuerzas externas contra las cuales nada puede hacer más que joderse y aguantarse.
En el Tarot de Marsella esta carta se llama “La Maison Dieu” es decir, “La Casa Dios”. Algunos estudiosos afirman que este era el nombre de ciertos hospitales-monasterios que, en la Edad Media, acogían peregrinos, pobres y enfermos. Otros autores dicen que los hospitales eran llamados «hôtel Dieu» y no “La Maison Dieu”; sin embargo, tanto la palabra “hotel” como “Hospital” proceden de la palabra latina “hospes”, que es relativa a la hospitalidad.
Más tarde, esta carta cambió de nombre a “la Torre fulminada por el rayo” o simplemente “La Torre”.
En la mayoría de las barajas vemos una torre coronada impactada por un rayo que cae del cielo y a punto de desmoronarse. Sin embargo, si pasamos revista a la serie de Tarots de Marsella, veremos que, hasta el Tarot de Nicolás Conver y los anteriores (Noblet, Dodal), nos transmiten la idea de que el rayo sale de la torre en dirección al cielo, sugiriendo la liberación de una tensión interna que fue acumulada o, también, un incendio en el interior de la torre del cual las personas huyen. Asimismo, es el caso del Tarot de Minchiate Etruria (1725). Esa torre es un innegable símbolo fálico en plena eyaculación.
Por otro lado, Crowley nos muestra una torre siendo destruida desde encima por un rayo que surge del ojo de Shiva (el principio de la Destrucción en la trimurti hindú) y también desde debajo, por los cimentos, debido al fuego que vomita la mandíbula abierta del dios romano de la muerte: Dis. Las figuras humanas de las otras barajas aquí se geometrizaron y se rigidizaron al identificarse con el papel de guardianes de la torre, de la cual, finalmente, eran sus prisioneros.
Sin embargo, Crowley desarrolla la idea de liberación como significado de la carta: La emancipación de la prisión de la vida organizada. Si el orden, la construcción de lo estable y la organización están relacionados con el nº 4, al multiplicarlo por sí mismo para dar 16, estaríamos forzando el péndulo en dicha dirección y creando la fuerza opuesta que lo empuja hacia la destrucción, el desorden y la desorganización.
Yo interpreto La Torre como la liberación de las prisiones, de todo aquello que nos sofoca y limita, sea externo, como vínculos profesionales, exigencias financieras, compromisos familiares o relaciones amorosas que, de amorosas ya nada tienen, o prisiones internas de las cuales la más asfixiante es el ego, esa falsa personalidad que se desarrolla cuando el yo verdadero no puede hacerlo.
Es obvio que, si por el motivo que sea, la persona opta por permanecer en la prisión en vez de dinamitarla, esa tensión interna se irá acumulando y puede explotar destruyendo su cuerpo físico o llevándola a destruir su estructura material.
Veet Pramad
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