Por Bruno Díaz
Puedes hacer una tisana de ti. Para hacerla, reposa en las aguas de tu interior e incrementa el fuego de la atención…
Dejar que la temperatura suba como cuando entras a un temazcal; permite que la temperatura cambie las condiciones del agua y, ya casi al punto de hervor, apaga la lumbre, mete la esferita de metal o la bolsita con tu propio contenido, es decir: con lo que sientes, tus imágenes, las cosas que te han pasado, cómo te mueves con la vida, tus emociones, tu forma de ver y de interpretar, tu historia, tu magia, tu condena, tu pesar y tu maravilla.
Reposar en estas aguas, y con estos elementos, durante un tiempo determinado, es lo necesario para ir logrando una tisana de ti. Una tisana donde tu propia sustancia se disuelve, en sabor, perfume, textura y efectos…
Disolver, solución, disolución, son palabras que tienen una relación muy estrecha. Cada vez que escucho que alguien busca la solución de algo, me gusta pensar en que tal vez lo que haga falta sea convertirse en tisana de uno mismo.
La solución está hecha de la propia sustancia, a veces relajante, otras enteógena, y en ocasiones energizante. Cada tisana es distinta, cada “disolverse” tiene un sabor y efectos distintos, cada sentada sacramental ante la tisana es un momento de vida diferente.
En ocasiones, imagino el consultorio como ese hacer una tisana, para que la propia sustancia se libere y, además, podamos probarla, para ver los efectos en la vida, en la consciencia, en las relaciones, en el destino… Juegan muchos elementos: la escucha, la presencia, el acompañar, la apertura, el corazón, el sufrimiento, la liberación, la compañía, el despertar de la guía interior…
Desde esta metáfora, vamos a terapia a catar la tisana del “sí mismo” y es, esta prueba, la que nos enseña tal vez, a soltar o consolidar, a re-imaginarnos, y sorprendernos con las notas y matices que de alguna manera ahí estaban y ansiaban por salir a darnos el encuentro.
La tisana de ti, es una tisana, de mundos e historias que llevas en una esferita de metal o en un saquito de tela, a las aguas calientes del interior… En estas aguas, vemos también, surgir tu sustancia, en movimientos circulares, con los que va llenando el agua, con esa especie de nube subacuática, hasta que es todo color, sabor, aroma y experiencia… ¡de ti!
¡Salud!
Bruno Díaz
Vente a pasear a Los Parajes del Alma