Por Mafer León-Paez
El olfato es el primer sentido que desarrollamos al nacer; a través de él reconocemos a nuestros padres, comemos, etc. De hecho, nuestros recuerdos se almacenan en la región límbica-hipotalámica cerebral, mismo lugar en donde procesamos los estímulos del sentido del olfato, por lo cual, con cierto olor, podemos acceder incluso a nuestros recuerdos más antiguos.
¿Te ha pasado que dices, «este olor me recuerda al closet de mi abuela»? Bueno, los olores no solo despiertan recuerdos, sino que nos también ayudan a descubrir la emoción que quedó en dicho recuerdo.
Usando los siete arquetipos del Dr. Jung y ciertos aceites esenciales de uso terapéutico, en la Terapia Psico-aroma, se liberan las emociones atrapadas para que, sin juzgarlas, el paciente comience a sentirlas y experimentarlas.
Usualmente, después de cada sesión, el paciente se lleva a casa herramientas como un roll-on con el aceite con que se trabajó ese día, o un gel aromatizado para uso específico en los chakras.
Este tipo de terapia puede agilizar la trascendencia en personas que no salen de cierto patrón de conducta por buscar racionalizar «el evento». Después de algunas sesiones de Psico-aroma, el paciente llegará a sentir que fue él mismo quien creó dicha experiencia.
Finalmente, cabe mencionar que esta terapia no funciona en personas que toman antidepresivos.