Por Lourdes Plata
El gran filósofo griego, Sócrates, decía que una vida no examinada no vale la pena ser vivida. Examinar tu vida te lleva a auto-conocerte, y para lograrlo necesitas auto-observarte, descubrir quién se esconde detrás de tus disfraces para encontrar quien eres, o mejor dicho, paradójicamente, para ver con claridad quién es el que No Eres.
El descubrimiento apenas comienza.
El que busca a su Ser se explora, se observa, se examina, pero al final se da cuenta de que todo aquello que encontró es solamente lo que NO ES. Así como el ojo no puede verse a sí mismo, el Ser observa sus máscaras y deshace toda identificación con ellas; se libera de sus pensamientos y sentimientos, para quedarse solamente sumergido en su Ser Indefinible, Atemporal, Inmortal.
Pero, ¡cuidado! No por ello nos ahorramos el escarpado camino del autoconocimiento. Esto no es un pretexto para la superficialidad. El que no se observa queda extraviado no solamente en sus propias máscaras, sino en las trampas de lo exterior, en lo ilusorio, en la malla, en lo efímero.
Así como la flor roja sabe que no es el rojo el color que guarda dentro de sí, la persona que quiere llegar hasta saber quien verdaderamente ES no se detiene hasta que se ha encontrado y fundido con lo Real, más allá del tiempo, con su Esencia.
Lourdes Plata