Por Jorge Galindo
En una ocasión le preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles eran los factores que hacían más daño al ser humano. Él respondió:
La política sin principios…
…el placer sin compromiso,
…la riqueza sin trabajo,
…la sabiduría sin carácter,
…los negocios sin moral,
…la ciencia sin humanidad
…y la oración sin caridad.
El diagnóstico de Gandhi es perfecto para explicar por qué los síntomas de descomposición social en nuestro país siguen aumentando: degradación, corrupción y cinismo en la política, abuso en el uso del poder, violencia e impunidad, deterioro acelerado de la economía, etcétera…
Al igual que a ti, este panorama desalentador me impacta. Con frecuencia me descubro transitando de la indignación a la serenidad, de la impotencia a la esperanza, del dolor al consuelo del abrazo fraterno.
Y nuevamente surge esta inquietud en mi alma que se cuestiona: ¿cómo nace en el ser humano esta capacidad de destruir, esta insensibilidad hacia el dolor y las carencias de los demás?
En CÓRPORE abordamos el fenómeno de la destructividad humana partiendo de dos premisas:
1) Creemos que comprender y transformar la destructividad y la violencia humana es una de las principales tareas dentro del proceso de crecimiento personal.
2) Creemos que esta capacidad destructiva, es algo presente (a veces en forma latente, otras, crudamente manifiesta) en mí, en ti… en todo ser humano.
Al mismo tiempo, nos apoyamos en una esperanza; como decía John Pierrakos (creador de la Core Energética): “No existe nada que sea tan oscuro o negativo en un ser humano,
que no pueda transformarse a la luz de la consciencia”.
Acompáñame en los próximos artículos en los que juntos exploraremos las dimensiones de nuestra consciencia (o mejor dicho, de nuestra inconsciencia), que son co-creadoras de esta plaga que nos sacude; y también exploraremos qué podemos hacer al respecto.
Hasta pronto.
Jorge Galindo
Director CÓRPORE