Por Jorge Galindo
¿Recuerdas las clases de Biología en la secundaria? Nos hacían memorizar las partes del cuerpo como si se trataran de las capitales de Asia. “Conocías” el cuerpo humano viéndolo en unas bonitas láminas de colores y aprendiendo de memoria los nombres de cada uno de sus órganos, y luego contestabas algunas preguntas en un examen por escrito. Pero nunca se te invitó a conocer tu cuerpo desde la experiencia. Nunca.
Así que, cuando llegas a adulto, solo tienes algo de información de tu propio cuerpo y, lamentablemente, la mayor parte de ella, en realidad, te resulta irrelevante. Te faltó la exploración y la experiencia, ese eslabón que te hace posible pasar de solo acumular información a adquirir un aprendizaje significativo.
Esta es la razón por la que sabes poco acerca de tu cuerpo; este organismo que habitas mientras lees estas líneas, y que habrá de sostenerte a través de tu vida: la única “casa” que ocuparás sin mudarte por el resto de tus días.
Por suerte, nunca es tarde para el auto-conocimiento.
Te invito a observarte por un instante y responder las siguientes preguntas:
- ¿Cómo estás respirando en este momento?
- ¿Estás tomando suficiente aire?
- ¿Respirar es como una lucha para ti?
- ¿Succionas el aire, o permites que tu inhalación ocurra?
De estas y otras preguntas seguiremos platicando en los siguientes artículos.
Hasta pronto.
Jorge Galindo
Director CÓRPORE Visítalo en Facebook