Por Bruno Díaz
Una paciente me escribió que se sentía terriblemente mal, que lo había intentado con todas sus fuerzas, pero que aun así se encontraba “bajoneada” y no podía “equilibrarse”. Dicho correo me hizo reflexionar sobre la manera en que, con mucha frecuencia, la presión por “estar bien”, “restablecerse” o “equilibrarse” agrava la situación.
¿Y si aprendiéramos a subir y a bajar e ir haciendo un mapa cada vez que vamos a las alturas o a los abismos? ¿Si nos enseñaran que no hay nada de malo en no “estar bien” todo el tiempo?
Cada vez que subimos o bajamos cambiamos emociones, pensamientos, sentimientos, sensaciones. ¿Y si hiciéramos un mapa de cada viaje y pusiéramos tachuelas en cada segmento para reconocer los cambios?
Tendemos a identificarnos con emociones, pensamientos, sentimientos, sensaciones, pero todo eso es cambiante, así que no podemos ser eso. Ni el éxtasis más hermoso o el abismo más desgarrador permanecen, son viajes que nos muestran diversas alturas del espíritu humano.
Así que, en vez de querer estar bien a toda costa y evitar lo que no nos gusta y buscar sin descanso eso que sí nos gusta, deberíamos mejor aprender a aceptar, observar, a estar con lo que está, tomando nota, dejándonos transformar, para que no nos atrape ni la altura ni la hondura, o lo que es lo mismo, ni la adicción al bienestar o el rechazo al malestar.
Si aprendemos de nuestras lecciones, nos daremos cuenta de que nuestro mapa va cobrando sentido y va modificándose con cada incursión, encontrando aun más matices.
Yo no soy quien para decir qué es la vida, pero veo que el estatismo, el equilibrio, la balanza, se parecen más a la muerte. La vida me parece cambio, multicolor, transformación, manifestación…
Y a ti… ¿qué te parece?
Bruno Díaz
Citas al correo bruno_d77@hotmail.com