Querido lector, hoy deseo compartir contigo un tema que me mueve por ser de esos que me han enseñado tanto en carne propia: la desvalorización. En mi experiencia, la desvalorización es uno de los grandes maestros que aparecen en tu vida con la finalidad de ayudarte a recordar lo verdaderamente bello que eres.
Existen ciertos momentos y experiencias en la vida que nos dejan una sensación, triste y pesada, de carecer de valor e importancia; sensación que nos lleva a creer que nada tiene sentido. Si permitimos que estos pensamientos crezcan, dejamos de valorarnos, y cuando eso pasa, dudamos de nosotros mismos, de nuestras capacidades, creencias, sueños e incluso de nuestros propios sentimientos.
Cuando te desvalorizas, la duda toma posesión de tu mente y de tus sentimientos, y te hace creer que nada vale la pena o que no es posible lograr lo que tu alma tanto anhela. Desvalorizarte también te puede llevar a momentos en los que sientes el corazón roto y deseas con toda tu alma que alguien que amas llegue y te reconozca, te diga lo valioso y maravilloso que eres; y cuando eso no sucede, te quedas triste y vacío, regresando a la misma sensación de no ser suficiente. Esto es porque inconscientemente buscas quién haga el trabajo por ti.
¿Alguna vez te has sentido así? Pues tengo noticias para ti: nadie te valorará si tú no reconoces tu propio valor, porque todo comienza dentro de uno mismo. En el momento en que empieces a valorarte, el cielo entero aplaudirá mostrándote lo amado que eres, pues eres un ser perfecto y que, con todo y tus errores e imperfecciones humanas, tienes algo importante para compartir, pues tú, no importa la profesión, oficio, etcétera, eres importante y tienes un propósito de vida importante. Tú, estés donde estés y con quien te encuentres, tienes la invitación de ser lo mejor que eres y compartir lo que tú y solo tú tienes para el mundo.
Desvalorizarte significa olvidar tu origen divino, y no solo eso, significa negar los dones y talentos que puedes ofrecer al mundo para crear una humanidad consciente; significa perder tu propio poder para crear y llevar a la acción todas las manifestaciones que deseas. Por otro lado, al darte el valor que tienes, te estás realmente empoderando, estás reconociendo lo que la creación perfecta hizo contigo; y solo de esa manera podrás ser disfrutado por ti mismo y por el mundo.
En el momento en el que comiences a valorarte, a amarte profundamente, la vida se pintará de colores y descubrirás justo eso que tú viniste a compartir. No permitas que nadie te reste valor. Recuerda que, no importa lo que haya sucedido en tu vida, al final, todo te dejará importantes lecciones y aprendizajes.
Te invito a que observes, a que te hagas consciente de tus pensamientos y sentimientos de desvalorización (que son como un cáncer que acaba con tus ilusiones). Una vez que los tengas identificados, haz lo que tengas que hacer para eliminarlos, para poder mirarte al espejo y recordar el hermoso ser que eres. Solo entonces estarás manifestando el propósito de tu vida.
Recuerda que lo que piensas es importante, lo que sientes es importante, lo que dices es importante, así como todo lo que haces. Reflexiona y te darás cuenta de que el alma no te pide ser perfecto, porque ya lo eres; lo que te pide es que lo intentes, que mires, tras el velo de la ilusión, al ser que verdaderamente eres.
No lo olvides, tú eres importante porque nadie hará en este mundo lo que a ti te ha sido encomendado desde las estrellas.
Con amor, Claudia.