(Las imágenes de la psique están debajo de lo que creemos saber)
Por Bruno Díaz
Cuando un paciente me cuenta que tiene algo, que le pasa algo o que vive algo, me gusta pensar que lo que sigue es un completo misterio. Me explico.
Cuando decimos que estamos deprimidos, tristes, que somos enojones, que estamos ansiosos o que tenemos un diagnóstico (hay modas diagnósticas), hacemos cara de que sabemos y entendemos algo, cuando en realidad, la forma de vivir estas experiencias es distinta en cada quién y está conectada con vivencias distintas.
Un paciente que se decía ansioso y estaba tomando tratamiento para su ansiedad, y para otras peculiaridades de un diagnóstico más complejo, sentía que la ansiedad era un problema y que debía quitársela a toda costa. Sin embargo, en la sesión, encontramos que su ansiedad estaba enraizada en algo mucho más profundo.
Resulta que este paciente, se sentía “ansioso” en determinadas circunstancias, en las cuales, sentía a su familia en riesgo. Más aún, cuando se entrecruzaban tres o cuatro fuentes de estrés… Descubrimos que su “ansiedad” estaba conectada con una imagen interna de cuidador o guerrero.
Me refiero a que él no se había dado cuenta que su ansiedad, era la de ese cuidador guerrero con el que, sin saber, estaba identificado; estando más atento, acaso vigilante, descartando peligros, anticipando situaciones, imaginando escenarios y descartando todo lo demás… Este hallazgo, le reportó una gran diferencia, y una vía más de autoconocimiento, le hizo tocar un amor profundo, un amor peculiar, el amor del guerrero cuidador.
De pronto, la ansiedad quedó lejos, en la superficie, casi insignificante; y más profundo, la imagen, plena de sentido, de algo que estaba haciendo, respondiendo a necesidades, que si nos hemos quedado en la “ansiedad”, se nos hubiesen escapado.
Este es el misterio al que me refería a un inicio… Misterio que solo se devela, si esperamos; si andamos con curiosidad, y apertura. Podríamos hacer nuestras las palabras de San Juan de la Cruz: “Entréme donde no supe y quedéme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo”.
Bruno Díaz
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