Por Claudia Sánchez Musi
Tu visión se aclarará solo cuando puedas ver dentro de tu corazón.
Peter Ustinov
Alexander Lowen, desarrolló el análisis bionergético, una terapia analítica-corporal centrada en las tensiones musculares del cuerpo, que son la contrapartida física de los conflictos emocionales. En sus obras, El lenguaje del cuerpo y El amor, el sexo y la salud del corazón, este gran terapeuta y teórico nos muestra la relación que hay entre el cuerpo y la mente, y nos enseña además cómo las enfermedades cardiacas están íntimamente relacionadas con el amor y la sexualidad. De esta manera, nos invita a relacionarnos con cada parte de nuestro cuerpo y a escuchar su lenguaje, todo aquello que se encuentra grabado ahí, a la espera de ser descubierto por nosotros.
Escuchar a nuestro cuerpo es escuchar nuestra alma, sus alegrías y sus penas, es brindarnos la oportunidad de descubrirnos y descubrir cómo manifestamos nuestro amor por medio de nuestro vínculo en esta tierra.
Desde las épocas más remotas, el corazón ha sido un profundo símbolo en el pensamiento y en la vida de los seres humanos. Se le define como parte central de un objeto y, por lo tanto, como el núcleo de nuestro ser.
Es cierto que, por nuestro pensamiento occidental, tendemos a considerarlo solo como el músculo que bombea la sangre a través del cuerpo que, en consecuencia, es lo que nos permite vivir; esta postura restringe de modo exclusivo al aspecto fisiológico. Sin embargo, las funciones del corazón no se reducen a este campo, sino que involucran todas las esferas de nuestra esencia: la emocional, la mental, la física y la espiritual.
Cuando escuchamos al corazón, nos escuchamos y presentamos atención a nuestros anhelos y también a nuestras tristezas.
Todos los seres humanos somos únicos, no hay uno igual al otro. Si bien mostramos similitudes fisiológicas que nos hacen parecernos, somos diferentes. Pero hay algo muy profundo que compartimos: todos tenemos un corazón que siente, sufre y ama.
Si cada uno de nosotros pudiera ser consciente, de distinta manera y con un grado diverso de intensidad, de que todos tenemos un corazón que nos une, las relaciones serían muy diferentes, ya que evitaríamos causar dolor o sufrimiento a los demás e intentaríamos procurarle al corazón del otro los mismo que el nuestro anhela: el amor.
Claudia Sánchez Musi
Fragmento del libro Pacto de Amor: Cómo construir una pareja saludable de Claudia Sánchez Musi, Ed. Tártaro: México, 2014. Págs. 108-109.
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