Por María Islas
Siéntate en una postura que te sea cómoda, con la espalda recta pero no tensa.
Relaja los brazos y deja que las palmas de tus manos descansen sobre tus piernas.
Cierra ligeramente los ojos, siente que hay un solo eje desde la base de tu cuerpo hasta la coronilla y nota que tu cabeza es una extensión de tu columna.
Toma una inhalación profunda por la nariz y exhala por la boca tres veces.
Con suavidad, hazte consciente del espacio intermedio que habita entre tu costado derecho y tu costado izquierdo.
Poco a poco, hazte consciente del latir de tu corazón.
Siente la infinita contracción y expansión que te acompaña, tratando de establecer un ritmo de respiración, tan suave que no distraiga tu atención del corazón.
Descansa tu atención en el latir de tu corazón.
Si algo te distrae, regresa suavemente a tu corazón.
Realiza esto duran 20 minutos.