Por Jorge Galindo
Desde la perspectiva de Core Energética, la destructividad que sufre nuestro país tiene un punto de origen: la insensibilidad. Específicamente, la insensibilidad dentro de cada uno de nosotros.
Ahí, en esta insensibilidad interna, es donde inicia lo que después llamamos “El Mal”, pues la insensibilidad contigo mismo es el terreno fértil donde después germina la insensibilidad hacia los otros y, finalmente, incluso la crueldad.
Si lo piensas, tiene sentido: si no te permites sentir lo que te lastima, lo que necesitas, lo que anhelas… ¿cómo puedes sentir empatía por las necesidades o anhelos de los demás?
Por decirlo así, la sensibilidad humana tiene un interruptor general, si apagas una parte, comienzan a apagarse las demás. De la misma manera, si intentas dejar de sentir ciertas emociones, comienzas a anestesiar toda tu capacidad sensible. Primero perderás contacto contigo mismo, con tus propias experiencias; después, esa insensibilidad terminará proyectándose hacia lo que le sucede a los otros. Es así que nace la indiferencia, tan común en estos tiempos.
Ahora bien, ¿porque nos da tanto miedo sentir? Porque nos hemos sentido heridos. Entonces, tratamos de evitar ser heridos nuevamente cubriéndonos con un escudo de cinismo, pero al final, el resultado es paradójico: intentamos protegernos de la decepción, y terminamos minando nuestra capacidad de confianza. Buscamos evitar el dolor, y acabamos dominados por el miedo. Tratamos de evitar la incertidumbre, y terminamos reprimiendo los anhelos de nuestro corazón.
Solo cuando comenzamos a hacernos consciente de estos patrones, empezamos a darnos cuenta de lo mucho que sacrificamos en nombre de esta “autodefensa”.
En Córpore te invitamos a considerar que, cuando te atreves a abrir la armadura que “te protege”, puedes descubrir experiencias que traen propósito y significado a tu vida.
Cultivar la sensibilidad de tu corazón es una práctica que puedes elegir. El primer paso para lograrlo es llevar luz a la insensibilidad en la que te atrapas; es atreverte a sentir, a confesarte a ti mismo la verdad de tus propios sentimientos, a mirarte en el espejo con valentía.
Abrir la puerta a tu sensibilidad, es comenzar a disipar la destructividad que nos rodea.
Hasta pronto.
Jorge Galido
Director de CÓRPORE