En la década de los 30, Clyde Beatty fue el primer domador de fieras en convertirse en una celebridad mundial. Este valiente individuo se metía en jaulas llenas de leones, tigres y hienas, deleitando a multitudes.
Mientras Clyde se movía desafiante, de derecha a izquierda, el público pensaba que era su látigo o su pistola lo que mantenía a raya a las bestias, pero en realidad, lo que lo mantenía a salvo era ¡la silla!
Beatty logró su fama gracias a que descubrió que cuando sostenía una silla frente a un león gruñendo, este trataba de fijarse en las cuatro patas al mismo tiempo. Abrumado con las opciones, el animal optaba finalmente por detenerse en lugar de luchar. Lo mismo pasa dentro de ti.
Al igual que en la mente del león abrumado, hay numerosas voces en tu interior que, a menudo, compiten por tu atención. Una de estas voces y la menos escuchada, es la de tu cuerpo. Sin embargo, es a través de tu cuerpo que vives, experimentas, te expresas, te relacionas y, gracias a él, tienes la posibilidad de ser quien eres.
En la psicoterapia corporal vemos el cuerpo como un mapa que nos guía para conocernos y conocer a la persona que tenemos frente a nosotros.
El cuerpo devela tu historia. Conocer tu cuerpo te permite enfrentar más claramente lo que te asusta, detener lo que te lastima y ubicar cuáles son tus retos, así como tus oportunidades de crecimiento.
¿Sabías que la forma en que te paras, el modo en que pones tus pies sobre el piso, se relaciona con la calidad de tu contacto con la realidad? ¿O que una pelvis rotada hacia atrás, disminuye tu capacidad de placer y satisfacción sexual?
La forma del cuerpo, sus gestos, las posturas y sus movimientos, son otra forma de comunicación que nos revela tanto o más que las palabras. Este es un lenguaje y un código que podemos aprender mediante la psicoterapia corporal.
Hasta pronto.
Jorge Galindo
CÓRPORE