Por Ana Gabriela Blanco
No soy analista, pero entiendo que la premisa es incentivar la economía mediante el consumo; consumo de deuda.
Como productora de una marca pequeña sé de los desafíos y la casi imposibilidad para desarrollar y ofrecer un producto de calidad con materia prima local, con insumos producidos en el país, pues sé que la producción nacional en el campo y el desarrollo de una industria local a escala humana no está incentivada. Los preciosos recursos naturales y humanos de esta tierra están sub-utilizados en unos casos, y en otros están depredados de modo insostenible.
México importa prácticamente todo lo que consume. Y la moneda de ese “libre mercado” es el dólar. Inflado. Especulativo. Que en las últimas semanas nos ha puesto a caminar en el filo; a aguantar vara; a absorber el impacto del alza de precios de prácticamente todos nuestros insumos.
Ahora nos piden que juguemos al “Buen Fin” en una farsa mediática efectista porque quienes pueden jugar a que “bajan” sus precios son las grandes empresas (casi todas transnacionales) que tienen márgenes de ganancia obscenos.
El Buen Fin es la “chaqueta” del traje nuevo del emperador; un traje “nuevo” ya bastante remendado… ¿no creen?
AnaGé
Hierbas del Alma