Por Bruno Díaz
Tanto ansiar reconocimiento, sentir que somos «alguien» (como si no lo fuéramos ya). Tanto desear ser algo y no reparamos que ese alguien o algo es a los ojos de los demás…
¡Cuánto más satisfactorio, constructivo y saludable es ser «Nadie»! Quiero decir, desaparecer…
Me explico:
Cuando escuchas tu música favorita, cuando bailas entregadamente, cuando haces el amor, cuando miras un atardecer o te quedas absorto mirando la plata magnética de la Luna…
También, al perderte en una conversación, o en las bromas con amigos… En esos momentos, ¿Quién está ahí? ¡Nadie!
Dejaste de estar constreñido y por un dichoso momento, atravesaste las fronteras y llegaste al lugar desde donde esos «alguien» o «algo», parecen pequeños, apretados y faltos de ser…
La cosa está en cómo ser Nadie en Todo…
Bruno Díaz
La pintura es «El Regreso», claro… de Magritte