Nosotros los humanos tenemos dos formas de alimentarnos: llenándose la panza o buscando fuentes de energía para robarla y energizarnos. Existen muchas tipos diferentes de personajes en este arte de robar energía, y es importante tenerlos presentes y reconocerlos, pues es el primer paso para protegernos y transformarlos.
El “No… pero…”
Para estos personajes, tus historias, ideas, inspiraciones pueden ser buenas, pero… siempre hay quien te hace ver la parte negativa, los “peligros”, el “riesgo”. Por supuesto, este mal es genético; viene de los padres, los abuelos, que quién sabe si vivieron la guerra o alguna pérdida, y no lograron superarlo.
El de las quejas
Todo en su vida tiene un lado oscuro, nada es perfecto, por más que haga uno, los huevos nunca quedan como le gustan, ni su auto, ni la casa, ni la gente le agrada. Este tipo de personas vive en su mundillo y se siente con el derecho de expresar sus “opiniones” y, lo peor de todo, muchas veces se sienten superiores, pues tienen un ego grandote.
Los críticos
Con esa actitud de superioridad solamente están mostrando su inseguridad. Se hacen los que se las saben todas, pero si uno se informa, sus bases de datos están erradas. A esta gente le encanta hablar a espaldas de quienes critican, pues no se atreven a hacerlo en la cara. Su juego es lograr que tú sientas la necesidad de demostrar que eres impecable, lo cual conlleva mucho esfuerzo y nada de resultados, pues de todos modos, ellos no ven lo que haces.
Los que pelean
Es terrible tener un familiar o pareja que sea así. Su juego es inspirarte miedo por medio de abusos en palabras, amenazas o, desgraciadamente, acciones. O sea que anda uno caminando sobre cascaritas de huevo. Tienen la mala costumbre de “castigar a los mas débiles” para dar ejemplo a los fuertes… hmmm suena a política, ¿no?
Las víctimas
Un tema delicado, porque uno fácilmente salta a defenderlos pues siempre necesitan ayuda, apoyo, consejo. Este tipo de personas te llaman a media noche y tienes que salir a hacer lo que ellos te piden, porque pobrecitos. Mientras tanto, ellos no quieren tomar responsabilidad de sí mismos. No es de sorprender que las madres sobreprotectoras sean, por lo general, las responsables de que existan personas así.
El bromista o sarcástico
Estas personas hacen bromitas de muy mal gusto. Su blanco son, sobre todo, quienes se atreven a ser diferentes, y suelen burlarse en público, pues así la vergüenza es mayor. Con sus toques de superioridad, todas tus cualidades son objeto de burla. No cabe duda de que el bromista es dañino para la autoestima, sobre todo porque quienes lo hacen son miembros cercanos de tu familia.
Los desastrosos
Estos saben todos los detalles de los terremotos y tsunamis, y se dedican a meterte miedo de todo. Parece que te invitaran a no tener ni esperanza ni vida. Sus especialidades son las enfermedades, sobre todo las vitales o como resultado de alimentarse sano, pues les sirve de excusa para seguir sus malos hábitos.
Las personas así tienen vidas muy limitadas, inseguridades, miedos profundos y, definitivamente, viven enfermos e insatisfechos. Son inmaduros. Por supuesto, cualquier cosa que tú digas, está de más. Lo que hagas, no es suficiente, entonces, ¿cómo lidiar con ellos?
La vida es espejo nuestro y atraemos lo que más rechazamos; así que obsérvate y medita en todos estos casos, mira en ellos tu propia reflexión. La razón profunda de que están en tu vida es que vienen a mostrarte quién eres. Puedes evitarlos, pero eso significa que no estás tomando el desafío de la vida. Ellos te muestran todas las áreas que debes pulir en ti, como tu autoestima. Solamente con mucha disciplina podemos desarrollar la fuerza de no ser víctimas de estos vampiros. Hay quienes aconsejan devolverles el juego, esto con pocas posibilidades de vencer, pues eso de hacerles ver lo que hacen es pura trampa. En cambio, siempre vale la pena probar tratarlos con amor y humor.
Cuando tu vampiro es un familiar, no puedes adoptar la postura del sobreviviente: combatir o huir; en cambio, elige ser el vencedor, aquel que no pierde su centro ni con la crítica ni con la alabanza. Recuerda que estamos evolucionando espiritualmente y que solamente la compasión te puede ayudar a convivir con estos personajes.
Y tú, ¿cómo has reaccionado? Cuéntame.