Por Susana Gracida
Cada movimiento externo toca una parte de nosotros que necesita ser vista, atendida, sanada.
Cada persona que me incomoda y que me enoja desmedidamente, sin poder soltar, toca una parte aún no sanada en mí. Una situación desequilibrada que pasa, habla de mi propio desequilibrio.
De la misma forma, una situación que califico como injusta, habla de una falta de justicia de mí hacia mí, o hacia otros. También, una situación de mi juicio o mi etiqueta hacia lo externo, tiene que ver conmigo.
Olvidar que estamos conectados, con todo y todos, es olvidar que somos Uno con el TODO.
Regresar al silencio en donde todo habla y el TODO se manifiesta es una de las maneras de encontrar la Paz; y ahí podemos encontrar las herramientas necesarias para lograr VER, con los ojos del Espíritu.
Susana Gracida