Por Bruno Díaz
Otoño en el pecho, es cuando cae lo que ha de caerse, para abrirlo a uno, a una nueva vida gestada desde dentro.
Hay una versión tuya; un tú que ha muerto, se desprende y se acumula en la hojarasca de tus días. No es tragedia, es otoño.
El viento sopla en la cara del tiempo y se aflojan los puntos suspensivos, se caen algunos punto y seguido, y se desprenden los borradores. Todo para dar paso a algo nuevo inundado de savia vital, hacia dentro, hacia el invierno…
Pero espera, porque hoy está el otoño ambarino, ruido de hojas secas; hermosura de la luz rojiza, de un candor naranja que se va a descansar. Es el pestañeo antes de dormir, otoño en el día, otoño en la temporada.
Señor de las hojas, te ofrendo esta hojarasca: piel del ayer que te regalo; traje viejo de este anfibio que soy; morador entre el ayer y el mañana, en la piedra eternidad efímera del hoy.
Bruno Díaz